Robert Graves: "El vellocino de oro"

... lista de los argonautas que salieron del golfo de Págasas. No todos terminaron el viaje, y otros adquirieron el título de argonautas por embarcar en el Argo cuando éste ya había pasado por las rocas Simplégades y se encontraba ya en el mar Negro.

ACASTO, hijo del rey Pelias de Yolco, minia.
ADMETO, rey de Feras, minia.
El gran ANCEO DE TEGEA, hijo del dios Posidón.
El pequeño ANCEO, el lélege, de la florida Samos.
ARGO DE ATENAS, tebano de nacimiento, constructor del Argo.
ASCAFALO DE ORCÓMENO, hijos del dios Ares, minia.
ATALANTA DE CALIDÓN, mujer.
AUGIAS, hijo de Forbas, rey de Élide y sacerdote del Sol.
BUTES DE ATENAS, sacerdote de la diosa Atenea y el más célebre apicultor de toda Grecia.
CALAIS, hijo del Viento del Norte, de Simia en Tracia.
CASTOR DE ESPARTA, hijo del padre Zeus, luchador y jinete.
CORONO EL LAPITA, de Girtón, en Tesalia, minia.
EQUIÓN del monte Cilene, hijo del dios Ermes, el heraldo.
ERGINO DE MILETO, hijo del dios Posidón, minia.
EUFEMO DE TENARO, el nadador focense.
EURIDAMANTE el dólope, del lago Xinias de Tesalia, minia.
FALERO el arquero, de la casa real de Atenas.
HÉRCULES DE TIRINTO.
HILAS el driope, escudero de Hércules.
IDAS, hijo de Afareo de Arene, minia.
IDMÓN DE ARGOS, hijo del dios Apolo.
IFITO DE FÓCIDE, pintor e imaginero.
JASÓN, capitán del Argo, hijo del rey Esón de Jollo, minia.
MELEAGRO, hijo del re Enero de Calidón.
MELAMPO DE PILOS, hijo de Posidón, minia.
MOPSO el lapita, minia y angur.
NAUPLIO DE ARGOS, hijo del dios Posidón, notable navegante.
ORFEO, el músico tracio.
PELEO DE PTIA, príncipe de los mirmidones.
PERICLIMENO de la arenosa Pilos, el mago minia, hijo del dios Posidón.
POLUX DE ESPARTA, el famoso boxeador, hermano de Cástor, hijo de Zeus.
TIFIS DE SIFAS, en Beocia, minia, timonel del Argo.
ZETES el tracio, hermano de Calais.

"Todos los lerios son malos, no sólo algunos, sino todos ellos, todos menos Procles, y Procles también es lerio."

"He de confesarte que el matrimonio meparece una institución maravillosa: no logro comprender cómo nuestras abuelas se las arreglaban antes de que se pusiera de moda, cuando los hombres no eran más que sus amantes casuales y sólo podían depender de sí mismas. Nosotras las esposas tenemos ahora todo el poder real, poca parte de la responsabilidad, y mucha de la diversión. Yo adoro en secreto a la Triple Diosa, naturalmente, pero no puedo decir que no le esté agradecida a Zeus por haberla convertido en su esposa".
[Arete, esposa de Alcínoo (Rey de Corfú), a Medea]

"Esta es el hacha de mi abuelo: mi padre le pusoi un mango nuevo y yo le he cambiado la pala".

Rafael Alberti. "Vietnam"


Lo grito fuerte desde Roma: ¡Afuera!
afuera esos fusiles y cañones,
esos cohetes, esos aviones,
esa bandera extraña, esa bandera.

Afuera el que en la paz tan solo espera
invadir por la paz otras naciones
y planta por la paz sus pabellones
y pide por la paz la tierra entera.

Triste paz tan traída y llevada
triste paloma tan apuñalada
que se puede morir tan de paloma.

Pido la única paz, la verdadera,
la paz de un solo rostro., antes que muera
¡pido la paz! Lo grito desde Roma.

Chuang Tzu

Chuang Tzu soñó que era una mariposa. Al despertar ignoraba si era Tzu que había soñado que era una mariposa o si era una mariposa y estaba soñando que era Tzu.

Jean Cocteau. "El gesto de la Muerte"

     Un joven jardinero persa dice a su príncipe:
     - ¡Sálvame! Encontré a la muerte esta mañana. Me hizo un gesto de amenaza. Esta noche, por milagro, quisiera estar en Ispahan.
      El bondadoso príncipe le presta sus caballos. Por la tarde, el príncipe encuentra a la Muerte y le pregunta:
     - Esta mañana ¿por qué hiciste a nuestro jardinero un gesto de amenaza?
     - No fue un gesto de amenaza -le responde- sino un gesto de sorpresa. Pues lo veía lejos de Ispahan esta mañana y debo tomarlo esta noche en Ispahan.
[en Antología de la Literatura Fantástica]

Arturo Cancela, Pilar de Lasurreta. "El destino es chambón"

Es el descontento de sí mismo, ya sea por la oscuridad de origen, por un defecto de conformación física o por ausencia de condiciones espirituales brillantes, lo que lleva a muchos hombres a la acción revolucionaria.
Y, por el contrario, en un espíritu rebelde hay un gran fondo de timidez. La actividad revolucionaria es la reacción violenta de los tímidos que trastornan la sociedad a fin de darse ánimos. Lo cual es lo mismo que prender fuego a una casa ajena para entrar en calor.
A veces suele ocurrir que en el curso de la acción revolucionara, cuando ésta es afortunada, los tímidos pierden su cortedad y entonces vuélvense conservadores. Tal es la secreta causa psicológica de la defección de tantos arrebatados profetas que han dejado a medio camino la emancipación de su pueblo, sólo porque lograron antes su propia liberación espiritual.

[en la Antología de la Literatuta Fantástica]

Jorge Luis Borges. "El jardín de los senderos que se bifurcan"

Mi padre había estrechado con él (el verbo es excesivo) una de esas amistades inglesas que empiezan por excluir la confidencia y que muy pronto omiten el dialogo.

[en la Antología de la Literatura Fantástica]

Adolfo Bioy Casares. "El calamar opta por su tinta"

Mi meta es la cultura, pero bordeo los "malditos treinta años" y de veras temo que me quede por aprender más de lo que sé.

[en la Antología de la Literatura Fantástica]

José Bianco. "Sombras suele vestir"

Compadecemos al prójimo, pensaba, en la medida en que somos capaces de auxiliarlo. Su dolor nos halaga con la conciencia de nuestro poder, por un instante nos equipara a los dioses. Pero el olor verdadero no admite con-suelo. Como este dolor nos humilla, optamos por ignorarle.

No es solo en el Cap XIII, 55, de Mateo, como parece entenderlo el señor X, donde se trata este asunto que ha motivado tantas discusiones (...) De la lectura de estos textos han surgido tres teorías: la olvididiana a que se refiere el señor X sostiene que los hermanos y hermanas de Jesús nacieron de José y María, después de él; la epifánica: nacieron de un primer matrimonio de José; la hierominiana, a la que se adhiere San Jerónimo: eran hijos de Cleofás y de una hermana de la Virgen llamada también María. Es la doctrina sustentada por la Iglesia y defendida por sus grandes pensadores.

... "perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres y con María, la madre de Jesús, y con sus hermanos". [Hechos de los Apóstoles, I, 14).

Es verdad que en hebreo y arameo existe una sola voz para designar los términos hermano y primo, pero no es esa razón suficiente para torcer el significado de los textos.

Tertuliano acepta que María tuvo de José muchos hijos. También lo afirmaba la secta los Ebionitas y Victoria de Patan, mártir cristiano, muerto en el año 303. Hegesipa dice que Judas era hermano, según la carne, del Salvador. La Dicasdalia dice que Jacobo, Obispo de Jerusalen, era según la carne hermano de Nuestro Señor. Epifanio reprocha la ceguera de Apolonio, quien enseñaba que María había tenido hijos después del nacimiento de Jesús.

En los primeros siglos de la Era Cristiana se hablaba con frecuencia de los hermanos de Jesús. (Guignebert)

Recordemos la ejemplar sinceridad del padre Lagrange, quien reconoce que históricamente no está probado que los hermanos de Jesús sean sus primos.

[en la Antología de la Literatura fantástica] 

Max Beerbohm. "Enoch Soanes"

El fracaso, cuando es un fracaso total, llano y sin barniz, siempre tiene alguna dignidad.

El hombre que no ha perdido su vanidad, no ha fracasado totalmente.

[En Antología de la Literatura fantástica]

Thomas Bailey Aldrich. "Works"

Una mujer está sentada sola en su casa. Sabe que no hay nadie más en el mundo: todos los otros seres han muerto. Golpean a la puerta.

[En Antología de la Literatura fantástica]

San Juan de la Cruz

No fue movimiento alguno de mi voluntad lo que me determinó a no escribirles, pues verdaderamente siento por vuestras mercedes un gran aprecio; por esto me parece que hemos dicho ya lo suficiente para hacer todo lo que es necesario, y lo que hace falta (si es que algo hace falta) no es escribir o hablar (pues esto se hace sobradamente), sino silencio y trabajar.

[San Juan de la Cruz a unas monjas que se quejaban de que no les escribía. Citado por Aldous Huxley en "Los demonios de Loudun"]

Kramer y Sprengrer. "Malleus maleficarum"

Pues la hechicería constituye la más alta traición contra la majestad de Dios. Por eso los acusados han de ser sometidos a tortura a fin de que confiesen. Cualquier persona -pertenezca al rango a que pertenezca- que se halle acusada de tal delito, puede ser sometida a tortura. Y al que se hallase culpable, aunque confiese su crimen, sométasele a tortura, haciéndole padecer todas las torturas prescritas por la ley, en cuanto puede ser castigado en proporción a su delito.

[Citado por Aldus Huxley en "Los demonios de Ludun]

Aldous Huxley. "Los demonios de Loudun"

El ególatra no cultivado sólo desea aquello que desea. Dadle una educación religiosa y le parecerá evidente, se le hará axiomático que lo que "él" desea es lo que Dios desea, que "su" causa es la causa de lo que él entiende como Iglesia verdadera, y que un compromiso cualquiera es un Munich metafísico, un apaciguamiento del demonio.

Ponte de acuerdo con tu adversario mientras vayas con él por el camino.

Aunque se esfuerce en volcar todos sus propósitos y sus recursos con intención de proclamar la verdad, el orador aplaudido resulta ipso facto un embustero. Y cuanto más aplaudidos son los oradores,. tenemos que decir que tanto menos dispuestos se hallan a decir la verdad, pues en tales casos de éxito y de aplauso, de lo único que se preocupan es de suscitar la simpatía de sus amigos y la animadversión de sus adversarios.

Para un hombre inteligente, nada más fácil que encontrar argumentos que le convenzan que hace lo que debe cuando está haciendo lo que quiere.

Para las dos mil o tres mil personas -como máximo- que contaban con recursos suficientes para plantear un pleito o solicitar el asesoramiento legal de algún profesional, había en Loudun no menos de veinte abogados, dieciocho procuradores, dieciocho alguaciles y ocho notarios.


Y si nos preguntan si el demonio es por sí mismo más capaz de ofender y dañar a los hombres y criaturas en general que a través de un hechicero, se puede contestar que no hay comparación entre una posibilidad y la otra, pues es infinitamente  más apto para inferir agravio o daño valiéndose de las artimañas de los brujos. En primer lugar, porque de ese modo ocasiona mayor ofensa contra Dios usurpando, en beneficio propio, a una criatura dedicada a Dios. En segundo, porque cuando Dios es el más ofendido, Dios mismo le permite el mayor poder para injuriar a los hombres. Y en tercero, por su propio bien, que él aprovecha para perdición de las almas.

A lo largo de la Edad Media y en los primeros tiempos dela moderna, dentro del ámbito cristiano, la situación de los hechiceros y sus clientes era análogo a la de los judíos bajo el dominio de Hitler, de los disidentes bajo el imperio de Stalin o de los comunistas y sus compañeros en los Estados Unidos. Todos ellos eran considerados como agentes de un poder extranjero, antipatriotas, en el mejor de los casos; traidores, herejes y enemigos del pueblo, en el peor. La muerte era la pena reservada a los Quislings metafísicos del pasado; y, en la mayor parte del mundo contemporáneo, la muerte es la pena que espera a los políticos y seculares adoradores del demonio, conocidos aquí como rojos, y allá como reaccionarios.

Pero echando la vista atrás, desde nuestra privilegiada posición, sobre la trayectoria descendente de la historia moderna, nos damos cuenta que los infortunios de tipo religioso pueden prosperar sin necesidad de creencia alguna en lo sobrenatural; de que los materialistas convencidos se hallan predispuestos a dorar sus propias concepciones como si fueran lo definitivo y absoluto, y que aquéllos que se denominan a sí mismos humanistas son capaces de perseguir a sus adversarios con el mismo encono con que los inquisidores exterminaron a los devotos de un personal y trascendente Satanás. (...) Cuando tratan de justificar sus teorías las transforman en dogmas, a sus estatutos en primeros principios, a sus santones políticos en dioses, y a todos aquellos que no coinciden o se oponen a ,sus puntos de vista los consideran como a demonios de carne y hueso. Esta transformación idolátrica de lo relativo en lo absoluto, de lo humano en lo divino, les permite halagar sus peores pasiones con clara conciencia de sus actos y en la certeza de que trabajan por el verdadero Dios Supremo. Y cuando aparecen las creencias de tipo corriente se inventa una nueva postura, pues las manías pertenecen a todos las épocas y pueden continuar manifestando su conocida máscara de legalidad, de idealismo y de verdadera religión.


La historia del espiritualismo no pone de manifiesto que el fraude, especialmente el fraude piadoso, es perfectamente compatible con la fe.

Pío Baroja. "Las coles del cementerio"

Los hombres son como las hierbas: nacen porque sí; hay hierbas de flor encarnada y otras de flor amarilla, como hay hombres buenos y hombres malos; pero el que ha de ser borracho lo es. 
[Pachi]

John Ronald Reuel Tolkien. "El Señor de los Anillos"

Muchos de los que viven merecen morir y algunos de los que mueren merecen la vida. ¿Puedes devolver la vida? Entonces no te apresures a dispensar la muerte, pues ni el más sabio conoce el fin de todos los caminos.
[Gandalf el Mago a Frodo Bolson]

Howard Phillips Lovecraft. "La llamada de Cthulu"

A mi juicio, no hay cosa más digna de compasión en este mundo que la incapacidad de la mente humana para poner en relación todo su contenido. Vivimos en un apacible islote de ignorancia en medio de tenebrosos mares de infinitud, pero no fuimos concebidos para viajar lejos. Hasta el momento las ciencias, cada una siguiendo su propia trayectoria, apenas nos han aportado mal alguno. Pero el día llegará en que la reconstrucción de los conocimientos dispersos nos pondrá al descubierto tan terroríficas panorámicas de la realidad, y de la pavorosa situación que ocupamos en las mismas, que o bien nos volveremos locos ante semejante revelación o huiremos de la luz mortal en pos de la paz y la salvaguardia de una nueva era de tinieblas.

José Zorrilla. "Don Juan Tenorio"

Por dondequiera que fuí,
la razón atropellé,
la virtud escarnecí,
a la justicia burlé
y a las mujeres vendí.
Yo a las cabañas bajé,
yo a los palacios subí, 
yo a los claustros escalé,
y en todas partes dejé
memoria amarga de mí.
Ni reconocí sagrado
ni hubo razón ni lugar
por mi audacia respetado;
ni en distinguir me he parado
al clérigo del seglar.
A quien quise, provoqué;
con quien quiso, me batí,
y nunca consideré
que pudo matarme a mí
aquel a quien yo maté.
A esto Don Juan se arrojó,
y escrito en este papel
está cuanto consiguió,
y lo que él aquí escribió
mantenido está por él.
Partid los días del año
entre las que aquí encontráis.
Uno para enamorarlas,
otro para conseguirlas,
otro para abandonarlas,
dos para sustituirlas
y una hora para olvidarlas.

[Don Juan. Acto I - Escena XII] 

No, no me causan pavor
vuestros semblantes esquivos;
jamás, ni muertos ni vivos,
humillaréis mi valor.
Yo soy vuestro matador,
como al mundo es bien notorio;
si en vuestro alcázar mortuorio
me aprestáis venganza fiera,
daos prisa, que aquí os espera
otra vez Don Juan Tenorio.

Herman Melville. "Moby Dick"

Dios te ayude, viejo; tus pensamientos han creado en ti una criatura; y cuando alguien se hace un Prometeo con su intenso pensar, un buitre se alimenta de su corazón para siempre, y ese buitre es la propia criatura que él crea.
[Cap. XLIV]

Hay ciertas extrañas ocasiones y coyunturas en este raro asunto  entremezclado que llamamos vida, en que uno toma el entero universo por una enorme broma pesada, aunque no llega a discernirle su gracia sino vagamente, y tiene algo más que sospechas de que la broma no es a expensas sino de él mismo.
[Cap. XLIV]

Anónimo

Alimenta todas las cosas con el alimento que les conviene, si es asequible. El alimento de tu alma es luz y espacio; aliméntala, pues, con luz y espacio. Pero el alimento del cuerpo es champaña y ostras; aliméntalo, pues, con champaña y ostras; y así, será digno de una jubilosa resurrección, si es que la llega a haber. 

William Shakespeare. "Hamlet"


También he oído hablar, y mucho, de vuestros afeites. La Naturaleza os dio una cara, y vosotras os fabricáis otra distinta. Andáis dando saltitos, os contoneáis, habláis ceceando, y motejáis a todo ser viviente, haciendo pasar vuestra liviandad por candidez. ¡Vete, ya estoy harto de eso; eso es lo que me ha vuelto loco! Te lo digo, se acabaron los casamientos. Aquéllos que ya están casados, vivirán todos, menos uno. Los demás quedarán como ahora. ¡Al convento, vete!
[Hamlet a Ofelia. Acto III - Escena I]

Así se hará. La locura en los grandes no debe quedar sin vigilancia.
[Rey - Acto III - EScena I]

La vista sin tacto, el tacto sin vista, el oído sin manos o sin ojos, el olfato puro y simple, la más insignificante parte de un solo y sano sentido, hubiera bastado a impedir la estupidez.
[Hamlet. Acto III - Escena IV]

Me alegro; las razones agudas no hacen mella en oídos tontos.
[Hamlet. Acto IV - Escena II]

Así es, justamente; la mano que menos trabaja es la que tiene el tacto más suave.
[Hamlet. Acto V - Escena I]

William Shakespeare. "Hamlet"


¡Ser o no ser: he aquí el problema! ¿Qué es más levantado para el espíritu: sufrir los golpes y dardos de la insultante Fortuna, o tomar las armas contra un piélago de calamidades y, haciéndoles frente, acabar con ellas? ¡Morir..., dormir; no más! Y pensar que con un sueño damos fin al pesar del corazón y a los mil naturales conflictos que constituyen la herencia de la carne! ¡He aquí un término devotamente apetecible! ¡Morir..., dormir! ¡Dormir!... ¡Tal vez soñar! ¡Sí, ahí está el obstáculo! Porque es forzoso que nos detenga el considerar qué sueños pueden sobrevenir en aquel sueño de la muerte, cuando nos hayamos liberado del torbellino de la vida! ¡He aquí la ,reflexión que da existencia tan larga al infortunio! Porque ¿quién aguantaría los ultrajes y desdenes del mundo los ultrajes y desdenes del mundo, la injuria del opresor, la afrenta del soberbio, las congojas del amor desairado, las tardanzas de la justicia, las insolencias del poder y las vejaciones que el paciente mérito recibe del hombre indigno, cuando uno mismo podría procurar su reposo con un simple estilete? ¿Quién querría llevar tan duras cargas, gemir y sudar bajo el peso de una vida afanosa, si no fuera por el temor de un algo, después de la muerte, esa ignorada región cuyos confines no vuelve a traspasar viajero alguno, temor que confunde nuestra voluntad y nos impulsa a soportar aquellos males que nos afligen, antes que lanzarnos a otros que desconocemos? Así la conciencia hace de todos nosotros nos cobardes; y así los primitivos matices de la resolución desmayan bajo los pálidos toques del pensamiento, y las empresas de mayores alientos e importancia, por esa consideración, tuercen su curso y dejan de tener nombre... Pero ¡silencio!... ¡La hermosa Ofelia! Ninfa, en tus plegarias acuérdate de mis pecados.
[Hamlet. Acto III - Escena I]

William Shakespeare. "Hamlet"


Vedlo ahora: con el anzuelo de vuestra mentia pescáis la carpe de la verdad. 
[Polonio. Acto II - Escena I]

Así, pues, como quiera que la brevedad es el alma del talento y la prolijidad sus miembros y atavíos exteriores, voy a ser breve...
Que está loco, es cierto; es cierto que es una lástima, y es una lástima que sea cierto... admitamos, pues, que esté loco, y ahora queda por averiguar la causa de ese efecto, o, mejor dicho, la causa de este defecto, toda vez que este defectuoso efecto proviene de una causa. De modo que resta considerar lo restante...
... y él, viéndose desdeñado, para abreviar la historia, cayó en la melancolía, luego en la inapetencia, de allí en el insomnio, de éste en el abatimiento, más tarde en el delirio y, por esta fatal pendiente, en la locura que ahora le hace desvariar y que todos lamentamos.
[Polonio. Acto II - Escena II]

William Shakespeare. "Los dos hidalgos de Verona"

¡Es decir, que huía del fuego, por no abrasarme, y he caído en el mar, donde me ahogo!
[Proteo. Acto I - Escena II]

William Shakespeare. "Trabajos de amor perdidos"


¿Qué loco no es tan cuerdo para perder un voto cuando se trata de ganar un paraíso? 
[Acto IV. Escena III]

Las alabanzas de los mercaderes no convienen si no a las cosas por vernder. 
[Acto IV. Escena III]

Miguel de Cervantes. "Don Quijote de la Mancha" (2ª parte)

Si puedo sentirme o no (...), yo me lo sé. 
[Sancho]

Mira, Teresa: siempre he oído decir a mis mayores que el que no sabe gozar de la ventura cuando le viene, que no se debe quejar si se le pasa. 
[Sancho]

... allá van reyes do quieren leyes. 
[Teresa Cascajo]

... y será en balde cansaros en persuadirme a que no quiera yo lo que los cielos quieren, la fortuna ordena y la razón pide, y, sobre todo, mi voluntad desea. 
[Don Quijote]

Teresa dice -dijo Sancho- que ate bien mi dedo con vuesa merced, y que hablen cartas y callen barbas, porque quien destaja no baraja, pues más vale un toma que dos te daré. Y yo digo que el consejo de la mujer es poco, y el que no le toma es loco.

En fin, yo quiero saber lo que gano, poco o mucho que sea; que sobre un huevo pone la gallina, y muchos pocos hacen un mucho, y mientras se gana algo no se pierde nada. 
[Sancho]

Y advertid, hijo, que vale más buena esperanza que ruin posesión, y buena gana que mala paga.
[Don Quijote]

... (porque) defrauda con su tardanza el derecho de los tuertos, el amparo de los huérfanos, la honra de las doncellas, el favor de las viudas y el arrimo de las casadas, y otras cosas deste jaez, que tocan, atañen, dependen y son anejas a la orden de la caballería andante.  
[Sansón]

Miguel de Cervantes. "Don Quijote de la Mancha" (1ª parte)

Súbete, Sancho, que no es un hombre más que otro si no hace más que otro. [
Don Quijote]

De la libertad que dio Don Quijote a muchos desdichados que, mal de su rado, los llevaban donde no quisieran ir. 
[Título Cap XXII - 1ª parte]

De aquí no me levantaré, ¡oh valeroso y esforzado caballero! fasta que la vuestra bondad y cortesía me otorgue un don, el cual redundará en honra y prez de vuestra persona y en pro de la más desconsolada y agraviada doncella que el sol ha visto. Y si es que el valor de vuestro fuerte brazo corresponde a la voz de vuestra inmortal fama, obligado estáis a favorecer a la sin ventura que de tan lueñes tierras viene, al olor de vuestro famoso nombre, buscándoos para remedio de sus desdichas.

Majadero, a los caballeros andantes no les toca ni atañe averiguar si los afligidos, encadenados y opresos que encuentran por los caminos van de aquella manera o están en aquella angustia, por sus culpas, o por sus desgracias; sólo les toca ayudarles como a menesterosos, poniendo los ojos en sus penas y no en sus bellaquerías. 
[Don Quijote]

El que busca lo imposible, es justo que lo posible se le niegue. 
[Don Quijote]

... pues será mejor que nos estemos quedos, y que cada puta hile, y comamos. 
[Sancho]

¡Oh bellaco villano, mal mirado, descompuesto, ignorante, infacundo, deslenguado, atrevido, murmurador y maldiciente! ¿Tales palabras has osado decir en mi presencia y en la destas ínclitas señoras, y tales deshonestidades y atrevimientos osaste poner en tu confusa imaginación? ¡Vete de mi presencia, monstruo de naturaleza, depositario de mentiras, almario de embustes, silo de bellaquerías, inventor de maldades, publicador de sandeces, enemigo del decoro que se debe a las reales personas! ¡Vete, no parezcas delante de mí, so pena de mi ira! 
[Don Quijote]

No sé esas filosofías; más sólo sé que tan presto tuviese yo el condado como sabría regirle; que tanta alma tengo yo como otro, y tanto cuerpo como el que más, y tan rey sería yo de mi estado como cada uno del suyo; y siéndolo, haría lo que quisiese; y haciendo lo que quisiese, haría mi gusto; y haciendo mi gusto, estaría contento; y en estando uno contento, no tiene más que desear; y no teniendo más que desear, acabóse, y el estado venga, y a Dios y veámonos, como dijo un ciego a otro. 
[Sancho]

¿Quién ha de ser (...) sino el famoso don Quijote de la Mancha, desfacedor de agravios, enderezador de entuertos, el amparo de las doncellas, el asombro de los gigantes y el vencedor de las batallas?

Sois un grandísimo bellaco (...) y vos sois el vacío y el menguado; que yo estoy más lleno que jamás lo estuvo la muy hideputa, puta que os parió. 
[Sancho]