H.P. Lovecraft: "El caso de Charles Dexter Ward"

Era un verdadero tesoro en el campo de la alquimia y la astrología. La Turba Philosopharum, de Hermes Trimegistus en la edición de Mesnard, el Liber investigationis, de Geber, la Clave de la sabiduría, de Artephons, el cabalítico Zohar, el Ars magna et ultima de Raimundo Lulioen la edición de Zetsner, el Thesaurus chemicus de Roger Bacon, la Clavis alchimiae de Feuld y el De lapide philosophico, de Trithemius, se hallaban allí alineados uno junto a otro. Judíos y árabes de la Edad Media estaban representados con profusión, y el señor Merrit palideció cuando al coger un volumen en cuya portada se leía el título de Qanoon-é-Islam, descubrió que se trataba en realidad de un libro prohibido, el Necronomicon del árabe loc Abdul Alhazred, del cual había oído decir cosas monstruosas a raiz del descubrimiento de ciertos ritos indescriptibles en la extraña aldea de pescadores de Kingsport, en la provincia de la Bahía de Massachusetts.

Volvieron a sonar disparos sucedidos ahora por un grito menos agudo pero mucho más horrible de los que le habían precedido, una especie de tos gutural, de gorgoteo indescriptible que si se juzgó grito fue más por su continuidad y por el impacto psicológico que causara, que por su valor acústico real. 

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