Antonio Machado: poesía

Las moscas

Inevitables golosas,
que ni labráis como abejas
ni brilláis cual mariposas;
pequeñitas, revoltosas,
vosotras, amigas viejas,
me evocáis todas las cosas.

Proverbios y cantares

Nunca perseguí la gloria
ni dejar en la memoria
de los hombres mi canción;
yo amo los mundos sutiles,
ingrávidos y gentiles
como pompas de jabón.
Me gusta verlos pintarse
de sol y grana, volar
bajo el cielo azul, temblar
súbitamente y quebrarse.

Nuestras horas son minutos
cuando esperamos saber,
y siglos cuando sabemos
lo que se puede aprender.

Ni vale nada el fruto
cogido sin sazón...
ni aunque te elogie un bruto
ha de tener razón.

De lo que llaman los hombres
virtud, justicia y bondad,
una mitad es envidia,
y la otra no es caridad.

Que la piqueta arruine y el látigo flagele;
la fragua ablande el hierro, la lima pula y gaste,
y que el buril burile, y que el cincel cincele,
la espada punce y hienda y el gran martillo aplaste.

Es el mejor de los buenos
quien sabe que en esta vida
todo es cuestión de medida:
un poco más, algo menos...

Ayer soñé que veía
a Dios y que a Dios hablaba;
y soñé que Dios me oía...
después soñé que soñaba.

De diez cabezas, nueve
embisten y una piensa.
Nunca extrañéis que un bruto
se descuerne luchando por la idea.

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante, no hay camino,
sino estelas en la mar.

El que espera desespera,
dice la voz popular.
¡Qué verdad tan verdadera!
La verdad es que lo es,
y sigue siendo verdad
aunque se piense al revés.

¿Dices que nada se crea?
Alfarero, a tus cacharros.
Haz tu copa y no te importe
si no puedes hacer barro.

Bueno es saber que los vasos
nos sirven para beber;
lo malo es que no sabemos
para qué sirve la sed.

Todo pasa y todo queda,
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre la mar.

Anoche soñé que oía
a Dios, gritándome: ¡Alerta!
Luego era Dios quien dormía,
y yo gritaba: ¡Despierta!

Cuatro cosas tiene el hombre
que no sirven en la mar
Ancla, gobernalle y remos,
y miedo de naufragar.

- Nuestro español bosteza.
¿Es hambre? ¿Sueño? ¿Hastío?
Doctor, ¿tendrá el estómago vacío?
- El vacío es más bien en la cabeza.

Discutiendo están dos mozos
si a la fiesta del lugar
irán por la carretera
o campo traviesa irán.
Discutiendo y disputando
empiezan a pelear.
Ya con las trancas de pino
furiosos golpes se dan;
ya se tiran de las barbas,
ya se las quieren pelar.
Ha pasado un carretero,
que va cantando un cantar:
"Romero, para ir a Roma,
lo que importa es caminar;
a Roma por todas partes,
por todas partes se va".

Ya hay un español que quiere
vivir y a vivir empieza, 
entre una España que muere
y otra España que bosteza.

Españolito que vienes 
al mundo, te guarde Dios.
Una de las dos Españas
ha de helarte el corazón.

El ojo que ves no es
ojo porque lo ves,
es ojo porque te ve.

Para dialogar,
preguntad primero;
después... escuchad.

Despacito y buena letra:
el hacer las cosas bien
importa más que el hacerlas.

Se miente más de la cuenta
por falta de fantasía:
también la verdad se inventa.

¿Dijiste media verdad?
Dirán que mientes dos veces
si dices la otra mitad.

Demos tiempo al tiempo:
para que el vaso rebose
hay que llenarlo primero.

Tras el vivir y el soñar,
está lo que más importa:
despertar.

Creí mi hogar apagado,
y revolví la ceniza...
Me quemé la mano.

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