Arthur Koestler. "Espartaco"

-- Dios creó el mundo en cinco días, pues tenía mucha prisa. Como consecuencia de esa prisa, muchas cosas salieron mal, y al sexto día, cuando tuvo que crear al hombre, estaba enfadado, tal vez cansado, y lo llenó de maldiciones. Sin embargo, la peor maldición es que el hombre debe andar por la senda del mal para alcanzar el bien y la justicia, que debe tomar desvíos y caminar por rutas torcidas para alcanzar un objetivo justo. Sin embargo, te repito que para lo que ha de venir necesitas otros consejeros.

Es bien sabido que el azar interviene con frecuencia allí donde la sensatez del proyecto ha dejado un hueco, y el hecho de que todas las guerras estén basadas en la fuerza más que en la sensatez de un proyecto explica por qué el azar desempeña un papel preponderante en este ámbito en particular.

... la experiencia pasada se desvanece rápidamente en la memoria del hombre, y cuanto más trágica es esta experiencia, más rápido se devora a sí misma sin dejar rastros.

... y ya se sabe que un sentimiento de seguridad despeja la mente y deja sitio para todo tipo de ideas y razonamientos.

Pero al hombre no le está permitido modelar la forma de su existencia al margen del sistema, las circunstancias y las leyes de su época.


... por prodigioso que sea el don del conocimiento, tiene poco poder real sobre los hechos.

POST SRIPTUM: 

Espartaco fue víctima de la "ley de los desvíos", que exige a un dirigente en la senda hacia la utopía "actuar despiadadamente en aras de la misericordia".

Gracias a na especie de selección natural, todo movimiento espotáneo acaba adoptando la ideología o la mística que mejor se aviene a sus propósitos.

Georges Duby. "Leonor de Aquitania y María Magdalena"

... a mediados del siglo XII la Iglesia acababa de hacer del matrimonio uno de los siete sacramentos, a fin de asegurar su control.

Purifucar la Iglesia secular después de la monástica e imponerle la moral de  los monjes tenía por objeto repartir a los hombres -y digo bien a los hombres- en dos categorías: por un lado aquéllos a quienes está rigurosamente prohibido el uso de las mujeres; del otro, aquéllos que deben poseer una, pero una sola y legítima y que, por eso, forzosamente mancillados, se sitúan en la jerarquía de méritos por debajo de los asexuados y, por consiguiente, están sometidos a su poder.

William Faulkner. "Humo"

Y es propio de la naturaleza humana confiar antes en quienes no saben depender de sí mismos.

... quien había vivido lo suficiente para saber que el apremio de cualquier actividad existe tan sólo en la febril mente de ciertos teóricos que no tienen actividades propias.

Stevens se puso a hablar una vez más del hábito de fumar: de cómo la gente no disfruta verdaderamente del tabaco hasta que comienza a creer que le hace daño, y cómo los no fumadores pierden una de las experiencias más gratas de la vida para un hombre sensible: el conocimiento de estar sucumbiendo a un vicio que sólo lo puede dañar a él.

Rafael Dieste. "Camino de Santiago y otros relatos"

-- Las gentes simples me llaman el diablo.
-- Sí, las gentes, simples o dobles, son muy dadas a poner motes.
[El libro blanco]

... lo mismo que los caballos deben saber mucho de las batallas.

Pero ésta, por ser comedia de verdad, teníales más atónitos.
[La asegurada]

En fin, siguieron sudando, y como los caminos son caminos, llegaron.
[Camino de Santiago]

Son corazones de diamante, hechos de certeza y de agua clara. Resisten.
[Camino de Santiago]