Jorge Luis Borges: "El Aleph"

... pues como ha escrito Abenjaldún: "En las repúblicas fundadas por nómadas, es indispensable el concurso de forasteros para todo lo que sea albañilería".

Jorge Luis Borges: "La busca de Averroes"

Los actos de los locos -dijo Farach- exceden las previsiones del hombre cuerdo.

Jorge Luis Borges: "Los teólogos"

 Ardieron palimpsestos y códices, pero en el corazón de la hoguera, entre la ceniza, perduró casi intacto el libro undécimo de la "Civitas Dei", que narra que Platón enseñó en Atenas que, al cabo de los siglos, todas las cosas recuperarán su estado anterior, y él, en Atenas, ante el mismo auditorio, de nuevo enseñará esa doctrina.

Como todo poseedor de una biblioteca, Aureliano se sabía culpable de no conocerla hasta el fin; esa controversia le permitió cumplir con muchos libros que parecían reprocharle su incuria.

Jorge Luis Borges: "El inmortal"

Ignoro si creí alguna vez en la Ciudad  de los Inmortales: pienso que entonces me bastó la tarea de buscarla.

Homero compuso la Odisea; postulado un plazo infinito, con infinitas circuns-tancias y cambios, lo imposible es no componer, siquiera una vez, la Odisea.

Entre los corolarios de la doctrina de que no hay cosa que no esté compensada por otra, hay uno de muy poca importancia teórica, pero que nos indujo, a fines o a principios del siglo X, a dispersarnos por la faz de la tierra. Cabe en estas palabras: Existe un río cuyas aguas dan la inmortalidad; en alguna región habrá otro río cuyas aguas la borren". El número de ríos no es infinito; un viajero inmortal que recorra el mundo acabará, algún día, por haber bebido de todos. Nos propusimos descubrir ese río.

No hay cosa que no esté como perdida entre infatigables espejos. Nada puede ocurrir una sola vez, nada es precisamente precario. Lo elegíaco, lo grave, lo ceremonial, no rigen para los Inmortales.